Los abuelos salieron de viaje.Pero antes de partir, la abuela dejó un regalo.No dijo para quién era, pero en el paquete había una nota en la que había escrito quíen era el destinatario del obsequio.
Después de la partida se reunieron el hijo, la nuera, los nietos y Renata, su amiga, para leer la tarjeta y saber de quín era ese enorme y tentador paquete.
El hijo leyó el mensaje y era evidente que su madre le había dejado el regalo a él. Todos iban a retirarse decepcionados cuando Renata pegó un grito: _¡Un momento! Yo sabía que Sara no me iba a hacer esto a mi, su mejor amiga.-Y agregó con una sonrisa de triunfo- Escuchen esto. A continuación leyó en voz bien alta la tarjeta y nadie pudo dudar, el regalo era para ella. A esta altura de los acontecimientos todos se lanzaron sobre la tarjeta y cada uno que leyó no dejaba dudas que el regalo era para él.
¡Claro! ¡La abuela había olvidado poner los signos donde correspondía y cada uno los puso donde quiso!
La tarjeta era la siguiente:
Este regalo es para mi nieto no para mi nieta
tampoco pienso darselo a Renata mi mejor amiga
no es para mi hijo jamás se lo daré a mi nuera Elisa Sara
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